Bien podría retomar este espacio con un «Cómo sí escribir» según Drácula de Bram Stoker, pero eso sería demasiado ensayístico para un libro de este tipo.

El vampirismo en la literatura no comenzó con Stoker; hay referentes magistrales como Carmilla de Sheridan Le Fanu publicada en 1872 y que recomiendo con toda la vehemencia que me es posible. El mito vampírico es antiguo y está arraigado, y sin embargo creo que hay un motivo por el cual este Drácula es y será el vampiro definitivo, quizá la historia vampírica más impactante y atemporal de todas. Así pues, ¿dónde reside su poder?

Aquí el libro, de la editorial Akal


La edición que he leído con prólogo y notas de Leslie Klinger, muy alabada y sin duda muy cuidada, destaca por una proliferación de anotaciones que explican, elucubran y analizan elementos de la novela como los espacios reales, los tiempos, los ciclos de la luna o los tratamientos médicos; incluso si tal decisión es acertada o no, o si este personaje se equivoca en su diario… Todo muy interesante, pero también racional, y me pregunto si es necesaria, tan siquiera apetecible, tanta lógica para leer la obra de Stoker.

Si algo caracteriza Drácula es su poderosa irracionalidad. Drácula es instinto, un manifiesto del subconsciente. Algo primitivo y arcaico, subliminal, que palpita en nosotros y nos fascina casi de un modo animalesco. Sangre y sexo, vida y muerte, lo masculino y lo femenino como arquetipos naturales en pugna con monstruos que duermen en la tierra de viejas patrias y dominan lo salvaje. Ecos de una nobleza desaparecida pero a la vez siempre deseada. Una religión sin límites con las supersticiones, la ciencia a un paso de la locura, el amor divino y el amor humano; Dios y el Diablo, el Bien y el Mal en la Europa que no conocía aún las grandes guerras. Drácula te mira a los ojos como si descubriera tus anhelos, tus fantasías más ocultas, y no pudieras resistirte. No lo pienses, este libro se experimenta y se sufre, pero con el placentero sufrimiento de los dientes del vampiro en tu carne.

Coppola lo entendió todo  

Quizá consumido por esa pasión irracional que probablemente le inspirase el libro, cuenta la leyenda que antes de fallecer Bram Stoker murmuró la palabra rumana istrigoi, que define a los muertos que vuelven de sus tumbas. Para mí es fácil creer que pasó a convertirse en un personaje de su propia novela.   

Comentarios

  1. Creo que Stoker se inspiró en «Carmilla» para escribir «Drácula».

    Yo también recomiendo «Carmilla» y recomiendo además «Berenice», un cuento de Poe, y «El invitado de Drácula», un cuento escrito por Stoker que, si no recuerdo mal, en principio iba a formar parte de la novela. Para mí, estas tres narraciones son superiores a «Drácula». Es una gran novela, conste; pero la atmósfera tan bien conseguida en esas narraciones no la consigue Stoker en su novela. En general, para el terror yo prefiero cuentos o novelas cortas; en las novelas las atmósferas tienden a disiparse un poco, creo.

    Saludos.

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  2. Coincido en tus recomendaciones.

    No sé si son mejores o peores que «Drácula» (incluso estoy dispuesta a admitir que mejores, aunque la comparativa sea algo injusta), pero precisamente al ser novela se puede construir un vampiro con mayor detalle y desarrollo, y extenderse en todo lo que el mito vampírico conlleva. De ahí su importancia, en mi opinión.

    Gracias por leerme. Espero que estés bien.

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